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Jueves - 18.Abril.2024

Beatriz Liquete Serradilla

Una mañana nublada típica gallega , quedamos en el piso que compré para que me dijera posibilidades de reforma y a la vista del mismo, hiciera un presupuesto.

No fue el primero, tampoco el último… pero sí el único. Su aire pausado y en principio tímido, hizo que me fiara de él. No sé, quizás fue el moverse por cada estancia del piso y mirándome como Mafalda mira a su madre, con cara de asombro, a las … digamos exigencias que en un principio le expuse.

Cierto es , que él, me fue bajando poco a poco a la realidad y dando soluciones a mis propuestas que fueron altamente satisfactorias, pese a mi auténtica nulidad ante cualquier tipo de plano o explicación que no fuese lo suficientemente gráfica. Ahí demostró su paciencia (mucha) por qué me reconozco totalmente ignorante en temas de construcción. Nunca había reformado nada. Y lo máximo que podía entender es que un martillo clava clavos…

Esto,  añadido a mi situación personal, nada fácil en ese y este momento, hizo que Javier fuera una persona en la que deposite mi total confianza, quizás más de la que él hubiese deseado, pero cumplió con creces como profesional y como persona. La obra fue muy bien, a pesar de los momentos en los que nos encontramos y en los que la paciencia es más necesaria que nunca. Sus propuestas acertadas y el resultado final, fantástico.

Es más, incluso debería de entonar un mea culpa por qué él me dijo que hiciese cosas, cuál pitonisa, y yo no le hice caso… Sabe perfectamente que es un para siempre en mi vida en cuanto a reformas se trata. Porque lo escogería sin dudar para cualquier otro proyecto en el que lo necesitase. Así que después del speech, gracias Javier por ser ¡!!!!! ( y tu sentido del humor)