Berta y Álvaro compraron un piso con una distribución complicada. Aunque es todo exterior excepto los baños, se veía oscuro. También disponía de una terraza cerrada muy poco útil.
Así que, cuando proyectamos la reforma, unificamos estancias e incorporaramos la terraza a la vivienda. Así ganamos no solo amplitud, si no también mucha luminosidad.
La cocina se dispuso abierta hacia el salón-comedor para mayor comodidad. Una de las claves para aprovechar cada rincón, fue la creación de armarios y zapateros hechos a medida, optimizando huecos estratégicos por todo el piso.
Se eligieron azulejos y baldosas retro para el baño principal y porcelánico imitación de mármol calacatta para el de dormitorio, ambos con muebles hechos a medida.
Se optó por carpintería lacada en blanco para que, al fundirse con las paredes, potenciase la luminosidad de todas las estancias. La tarima, con un precioso diseño en espiga, que se colocó incluso en la cocina y en un baño, aportó mucha personalidad y calidez a toda la vivienda.